martes, junio 26, 2007

XXXII (TreS AGujaS)



las teclas del piano encierran notas repetidas, los sonidos inundan el espacio entre mis dedos, suave se deslizan entre el marfil, buscando el contacto frío de su piel, susurran palabras con alguna dificultad, hay silencio durmiendo una larga siesta, vacíos que no logra llenar, caricias toscas entre las cuerdas, vibraciones que rompen en estruendos, mis manos tiemblan junto con ellas, aunque es mi corazón quien agita sus fibras... melodías vanas, entre lágrimas de oropel adornan estas letras...

una voz nos acompaña, desgarrada por una nostalgia que no acaba, disimula las muchas veces que el corazón murió por la ilusión perdida, de los golpes inhumanos que recibió, de los arrebatos que un día pasó, fue uno más de las almas que se echaron a perder, porque la herida fue tremenda, y la genialidad de su ser encandiló mi cabeza. Con el tiempo detenido para contemplar el reloj, cualidad mía que me sorprende a pesar de la costumbre, me dejé llevar por el momento, con una canción que hice mía, sin importar el resto ideé una fantasía, en la que tú reías, compartiendo la melodía, con una sonrisa entre líneas...

en mi rincón de olvido, descanso los avatares del mundo conocido, reponiendo la piel de las heridas, suelto frases sin repara en contenidos, sólo vuelo a través de su sonidos, como una sombra por entre las luces, disto de ser alguien distinto, aunque anhelo serlo, busco en mí lo que en nadie he encontrado, preciso perderme entre mis ideas, para confiar en el principio de incertidumbre, para caer sin pensar en levantarme, para disfrutar de la caida... vuelvo a ser el mismo, con un poco de melancolía, como de costumbre, en mi rincón de olvido...

PARA CAER SIN PENSAR EN LEVANTARME... PARA DISFRUTAR DE LA CAÍDA

me reduzco a frases que no dicen mucho, aquellas que sólo ocupan el espacio, este espacio oscuro, que entre sombras vivo, renaciendo cada noche, cuando todo es permitido, cuando callo y dejo paso a las voces de mis miedos, las que guían el ritmo de mi melodía, el ticteo de unos brazos dormidos, trasnochados por una cabeza que no se da abasto para pensar, en las interminables coincidencias de una vida, de pasos ajenos que se cruzan sin premeditar, compartiendo espacio, respirando aire gratuito, con miradas que se encuentran y se esquivan, ideas vienen y se quedan, historias nacen sin pedirlo...

QUE EL PERDÓN VIENE PRIMERO DEL ECO DE LA PROPIA VOZ...

si hay tiempo entre las tres agujas de mi corazón, recito los versos que no son míos, en un canto ajeno que hoy repito, para recordar lo que casi ya es olvido, y vivir de nuevo, para corregir errores y perdonarse uno mismo, que el perdón viene primero del eco de la propia voz, con secretos compartidos, y cartas muertas antes de ver el papel, con cenizas entre el suelo, con el fuego que fue una vez y ahora es extinguido...


ALTER EGO