lunes, enero 29, 2007

XXVIII (Divagando)




La noche predice una que otra escena misteriosa, a través de la ventana el ruido parece estar más cerca de lo que realmente está, vidas que corren para no dejar de volar, ando con ánimos de mezclar las esencias de mi infelicidad, sacudir la cabeza y desentenderme de las palabras sobrantes, pulir un poco el tosco acero de mis frases… diminutos trazos que se pierden al caer, llenando los espacios para no morir de inanición, he de conseguir la excusa perfecta para proseguir con el monólogo, pieza sobrante para mí, desazón con elegancia…


Cambio el rumbo para recordar noches de fantasía, realidad creada para satisfacer miedos repentinos, engaños delicados, tretas diseñadas con astucia, estrategia absurda.


El calor se apodera de la habitación, la abertura de la ventana es inútil, no aplaca el sopor, inspirado tenuemente para continuar la búsqueda, no concibo tal castigo, sí, es que ya le he dado tal título, pues hay mal karma cobrando el precio de las noches perdidas… sacudo la mano para disfrazar el dolor, en vano, el calor producido lo agudiza, horas improductivas se acumulan a mis espaldas, es pesada la carga

Te dedicaste a perderme?


Ando preguntándome lo mismo desde hace un par de días, con la luna desaparecida y el viento arreciando contra los vidrios de la ventana, muy poca luz para leer, prosigo con el interrogatorio…

y es que al ver los acontecimientos no cabe en mí otra opción, y en mi desesperación consumo enteros los cigarros que se apagan en ceniza incandescente, humo amargo que se desvanece en figuras producto de mi imaginación, divago sin más que hacer, rondando impaciente las manecillas del reloj, pero sé que no hay nada que valga la pena rescatar, pues vienen a mí recuerdos tristes y errores fortuitos, sé que no andamos bien, que soy muy tosco para tu fragilidad, que no me gusta andar en compañía cuando viajo, que las tertulias mías no te agrandan (porque creo que no las entiendes) sé también que mi compleja forma de comunicarme te aturde, tamaña complejidad es demasiado para ti…

es posible que sin darte cuenta hayas puesto el hombro para conseguir este final de antología, sin cicatrices de por medio, un solo golpe, contundente, mortal…

una llamada interrumpe la meditación, de pronto la luz invade la habitación, asomo la mirada y no reconozco el número que parpadea, dudo, indeciso mientras el destello ilumina intermitente mi rostro, mis manos se acercan instintivamente, mientras mi voluntad flaquea, tengo varios nombres en la lista de indeseables: amigos vanos con invitaciones furtivas, princesas de barro y miradas cautivas, un primo obsesivo-compulsivo y el viejo hipócrita del primer piso (ando unos días retrasado con la renta) pero siento que debo contestar, sea como sea, a pesar de las grandes posibilidades de infortunio, porque cuando uno anda en mala racha los accidentes no son lo que parecen, ni las coincidencias se asemejan a lo que pasa por casualidad (es impresionante la cantidad de pensamientos que se entremezclan en pocos segundos)… bienvenida sea mi fortuna

-¿aló?...


ALTER EGO